Abre la puerta, la puerta que no tiene llave

Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)


Una de las reacciones más comunes cuando encontramos nuestro camino hacia el Paganismo es que hemos ‘vuelto a casa’. Es posible que nunca antes hayamos participado en un rito Pagano, pero la primera vez que lo hacemos nos resulta familiar. Es como recordar algo que habíamos olvidado, un redescubrimiento en vez de una nueva experiencia. ¿Por qué sentimos esa sensación de conexión? Puede ser que llevamos dentro de nosotros el recuerdo de una encarnación anterior, o que estamos halando sobre la memoria colectiva humana. Puede ser que hayamos visto ritos similares anteriormente en el cine o en la televisión. O bien puede deberse a que el paganismo contemporáneo utiliza antiguos patrones arquetípicos que los seres humanos encuentran espiritualmente y emocionalmente satisfactorios. Son símbolos que los seres humanos han utilizado durante miles de años para darnos sentido sobre nosotros mismos, sobre el universo que nos rodea y sobre nuestro lugar dentro del mismo. La palabra ‘arquetipo’ deriva del griego arch, que significa origen, y tupos, que significa impronta. Los arquetipos aparecen en los símbolos y patrones similares a través de los tiempos, lugares y culturas. Son los fundamentos de la expresión cultural, artística y espiritual. Provienen de nuestros primeros ancestros, cuando la espiritualidad, el arte y la cultura fueron integradas e integrales a todos los aspectos de la vida cotidiana, en vez de ser actividades especializadas reservadas para algunos pocos elegidos.

El círculo y cuatro cuartos

Le Saint Graal, Dante Gabriel Rossetti, 1874 Muchos de nosotros usamos el símbolo arquetípico del círculo y las cuatro direcciones como nuestro espacio sagrado. ¿Por qué un círculo? El círculo es un símbolo de totalidad que se ha utilizado durante miles de años como un lugar para los ritos sagrados. Cuando trabajamos con arquetipos particulares y símbolos, ellos tienen efectos poderosos. A medida que integramos los símbolos en nuestras vidas, éstos nos comenzarán a moldear y a cambiarnos.
El viaje espiritual en el corazón de la gran parte del Paganismo contemporáneo es un viaje hacia la plenitud, un camino para integrar las distintas partes de nosotros mismos y llegar a un punto en el centro. A medida que invocamos los cuatro cuartos, llamamos a nuestro espacio sagrado a las energías elementales asociadas a ellos. Hacemos un llamado a los elementos de la naturaleza y también estamos llamando a sus cualidades dentro de nosotros mismos. Las cuatro direcciones y los elementos que se asocian a ellos pueden ser vistos como una simbolización de los cuatro aspectos de nosotros mismos -cuerpo, emociones, mente y espíritu- . Cada uno es necesario para la vida y, en el círculo, a cada uno se le da la misma importancia y respeto. El mensaje es simple pero profundo. El viaje se realiza para encontrar el punto de equilibrio en el que todos los aspectos de nuestro ser puedan vivir en armonía los unos con los otros y cumplir con su función designada. Para estar completos o ser un todo, invitamos a las distintas partes de nosotros mismos en el círculo sagrado, la totalidad que contiene a lo mucho, un lugar donde lo que está dentro puede unirse con aquello que yace fuera.

Entre los mundos

En el ritual se dice que el círculo existe en un espacio ‘en el medio’. Que yace ‘entre los mundos’. Está dispuesto entre «el mundo de los hombres y de los reinos de los Poderosos», entre la humanidad y los Dioses, entre lo espiritual y lo físico. Es un espacio en el que los que estamos en la encarnación física podemos encontrarnos con seres no-físicos tales como los Dioses, en seguridad y armonía. El círculo es un lugar de paz donde nuestra conciencia racional y los sueños y visiones que emanan del inconsciente, pueden encontrarse y fertilizar y re-energizarse el uno al otro. Este es un punto de quietud interna y receptividad, pero es también el punto de acción en el que podemos ejercer el poder interior. Los símbolos que se nos presentan en el sueño y la visión son mensajes del inconsciente de lo que está sucediendo dentro. Para recibir sueños y visiones debemos estar en un modo receptivo y dispuesto a ver y escuchar al inconsciente. En el ritual, lo contrario también ocurre. Estamos en modo activo así como en el modo receptivo. Somos magos, así como mediums. Como los magos, nos convertimos en transmisores de símbolos que comunican hacia los niveles más profundos de nuestro ser lo que queremos de ellos.

Los Misterios

El Paganismo de los últimos milenios ha tenido ambas formas exotéricas y esotéricas. La religión exotérica se centraba en la cohesión social y la religión esotérica se trataba de ir formando una relación transformadora personal con los Dioses. Muchos de nosotros que somos Paganos contemporáneos practicamos ambas. Tenemos celebraciones familiares de temporada que nos recuerdan la importancia de nuestra relación con la naturaleza y con otros; de cómo debemos comportarnos en el mundo exterior. También podemos practicar la meditación, vigilias, y ritos transformadores gestados para cambiar el mundo interno, a nosotros mismos. La palabra Misterio viene de la palabra griega musterion, que implica algo de lo que deberíamos estar en silencio. Un misterio es revelado a través de un símbolo o susurrado como un secreto en los lugares oscuros. Tenemos que escuchar con atención, no sólo porque las palabras son murmuradas, sino también porque las palabras expresan algo más que su significado literal. El significado es un indicio más que una revelación. Es la arena que crea la perla.

Forjando la psique

La creación de un espacio sagrado con el círculo y las cuatro direcciones envía un mensaje a la profundidad de la psique acerca de cómo estamos tratando de darle forma. Cada vez que realizamos un rito reforzamos ese mensaje, el cual expresa no solo la forma en que vemos nuestro mundo interior, sino también la forma en que vemos el universo más amplio – que es un equilibrio de energías en competencia, de hielo y fuego, del viento y mar, de la oscuridad y la luz. El entendimiento y la iluminación arriban hacia el punto del centro, donde las energías que compiten se topan.
¿Cuál es entonces el misterio del círculo? El círculo es un espacio en el que todo el mundo puede ver a todos los demás. No hay lugar donde esconderse. El secreto es que no es un lugar de secretos, sino un lugar de transparencia y revelación. Los misterios son muy simples. Todos ellos están a nuestro alrededor – si tenemos ojos para ver y oídos para oír. Cada vez que hacemos el círculo, comenzamos de nuevo un proceso de comunicación y de revelación. En nuestro espacio sagrado, encontramos y abrimos la puerta que no tiene llave.

Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk) 
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